
Mantecadas de Astorga de Valderas
hace 15 años · Actualizado hace 3 años

Ya me conocéis o sabéis que una de mis aficiones es investigar y encontrar recetas perdidas o clásicas de diferentes sitios. El otro día me encontré con una página, muy sencilla , donde jubilados de diferentes zonas de España han colgado recetas de su tierra. Investigando un poco, me encontré con esta maravilla. A la hora de hablar de la receta claramente ponía.
Mis Mantecadas de Astorga, cuando empecé a leer, el deseo de hacer esta receta era mayor por momentos. Así que no tarde mucho en llevarla a cabo y aquí podéis ver el resultado. Puedo decir que son magnificas, tiernas, esponjosas y un sabor realmente delicioso. Para presentarlas, use los moldes típicos para magdalenas de mi pueblo, que creo que le dan un aspecto más auténtico, el paso a paso lo encontrareis aquí.
Dejo aquí, el texto original, porque la historia personalmente me ha encantado, espero no molestar a la autora, pero creo que con la narración, se aprecia más el amor que siente por la receta. Desgraciadamente el enlace se perdió, pero aquí está el testimonio:
"Uno de los momentos cumbres de mi infancia se producía el día en que la tía Tomasa (la tía soltera que hemos tenido todos los niños felices), anunciaba que por la tarde íbamos a hacer mantecadas.
Mi hermano, mis primos y yo nos preparábamos para el acontecimiento procurando no dar guerra durante toda la mañana, para no perder los privilegios que se repartían en la preparación. Yo, como nieto mayor, tenía ciertas ventajas y me tocaba siempre la operación más importante que consistía en la preparación de los moldes de papel. Entonces no era como ahora que se compran ya hechos .
Después de comer y dormir la preceptiva siesta, cosa que no perdonaba nunca la tía Tomasa, yo iba a la Papelería de la prima Isidora, compraba varios pliegos de papel encerado, especial para hacer mantecadas, y después cortaba y preparaba los cuadrados correspondientes para que mis primos los doblaran siguiendo mis indicaciones y los fueran colocando simétricamente en las bandejas de hierro que mi hermano había ido a buscar a la Panadería.
Mientras tanto las dos criadas de la casa preparaban la masa, bajo la atenta vigilancia de la tía Tomasa. La receta más corriente es :
En un perol hondo se funden 100 gramos de manteca de cerdo fresca y 200 g de mantequilla, se añaden 4 huevos enteros y la yema de otros 4, reservando la clara de estos,(los huevos deben ser cogidos del ponedero por la mañana), se añaden 300 g. de azúcar y se bate todo muy bien mientras se añaden lentamente unos 300 g de harina de trigo. Al final se añade un sobre de levadura y las claras que quedan, batidas a punto de nieve
La masa tiene que quedar lo suficientemente fluida para que se puedan rellenar los moldes de papel, hasta la mitad, para evitar que rebose cuando se pongan al horno. Al final se espolvorea cada mantecada con un poco de azúcar Una vez hecha esta operación las dos criadas, seguidas por toda la cuadrilla, llevaban las bandejas a la Panadería, que estaba dos puertas más allá y vigilaban como el primo Jesús, el panadero, las metía en el horno.
Al cabo de una media hora llegaba el momento más emocionante, cuando se abría el horno y se ponían las mantecadas olorosas y humeantes en una cestas de mimbre para llevarlas a casa.
Todos nos peleábamos por llevar una asa de las cestas y por empezar a probar las mantecadas, cosa que estaba terminantemente prohibida por la tía Tomasa que decía que comer mantecadas calientes era malísimo, porque se hinchaban en el estómago y producían unos cólicos terribles."
Ingredientes de las Mantecadas de Astorga de Valderas
- 300 gramos de harina
- 300 gramos de azúcar
- 100 gramos de manteca de cerdo
- 200 gramos de mantequilla
- 4 huevos enteros y 4 yemas
- 4 claras de huevo
- 1 sobre de levadura
Para la cobertura:
- Azúcar para espolvorear por encima
Elaboración de la receta
Fundimos la manteca de cerdo y la mantequilla poco a poco en un cazo. Le incorporamos los 4 huevos enteros más las 4 yemas y vamos batiendo. Reservamos las 4 claras que vamos a montar a punto de nieve, reservamos para el final.
Incorporamos el azúcar y seguimos batiendo. Posteriormente la harina y la levadura poco a poco. Para finalizar añadimos las claras y removemos poco a poco , con movimientos envolventes.
Llenamos los moldes por la mitad ( suben después bastante) y espolvoreamos con azúcar por encima. Horneamos a 190 grados durante unos 30-40 minutos aproximadamente.
Yo quiero señalar que las he horneado encima de la piedra, para simular al máximo el horneado antiguo de estas mantecadas.
Esperar a que se enfríen para consumir.

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Jose Manuel!! Hoy me quito el sombrero!! QUe pinta tienen esas mantecadas!!!
Con tu permiso me llevo unas poquitas para el desayuno de mañana!Besotes
uf! acabo de tener un flashback a mi niñez!!! 🙂
Jose Manuel que te voy a decir, si esas mantecadas hablan por si solas, son una delicia que suerte tienen los tuyos, bssss
Sarita, todavía te da tiempo a buscar otra igual de buena. Saludos
Nenalinda, gracias. Saludos
Maria, el papel en mi pueblo lo venden en los estancos, en mi pueblo es habitual, lo venden de diferentes tamaños.
Fimere, muchas gracias por tús palabras.
Nadj, gracias, que tengas un buen fin de semana.
Maky, gracias por venir por aquí, cuando tenga tiempo me pasaré para ve tú blog.
Alicia, gracias por tús palabras, la verdad es que esta receta es increible.
Mandarina, la verdad es que te trae recuerdos.
Filo, gracias por tús palabras.
Noelia, gracias y bienvenida por mi blog, cuando tenga tiempo echaré un ratito por ver tú blog.
Saludos
Ya he cenado pero me llevaba una o dos para desayunar, qué buena pinta que tienen. Me encanta cómo quedan en ese molde casero y esa aficion tuya por rescatar lo tradicional, antiguo, de la abuela...también la tengo yo. Lo que pasa es que nunca tuve abuela a la que "robar" recetas asi que... me conformaré con conseguirme alguna receta de mi pueblo, que pueblo sí tengo.
BssFantásticas! Y no solo las mantecadas sino también esa narración tan entrañable.
Me voy a poner a buscar los papeles y a practicar las cajitas.
Un besico.
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