Pon las judías blancas en remojo con abundante agua la noche anterior (mínimo 12 horas).

Al día siguiente, escurre el agua del remojo y enjuaga bien las judías.

Coloca las judías en una cazuela grande junto con la cebolla entera, el diente de ajo pelado y las hojas de laurel.

Añade agua suficiente para cubrir y pon a cocer a fuego medio-alto. Si es necesario durante la cocción, añade agua fría, cortando el hervor, hasta que las judías estén tiernas.

Una vez cocidas, retira del guiso la cebolla, el ajo y las hojas de laurel.

En una sartén, derrite la manteca de cerdo a fuego medio. Añade la harina y remueve durante uno o dos minutos, hasta que tome un color dorado.

Agrega el pimentón dulce fuera del fuego para que no se queme y mezcla bien.

Incorpora esta mezcla a las judías cocidas, removiendo para que espese el guiso y se integre bien el sabor.

Añade por último la cucharada de vinagre, ajusta la sal y cocina unos minutos más.

Sirve caliente, acompañado si quieres de un poco de pan o de salchichas al gusto.